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martes, 30 de septiembre de 2008

efemérides

no hizo el papel de dean moriarty, y eso es algo que la historia del cine se perderá. dijo (cito de memoria) que en su epitafio pusiera algo así como "aqui yace Paul Newman, un hombre que se murió porque los ojos se le volvieron marrones". siempre será aquel buscavidas, aquel bucht cassady, aquel tipo que se movía por los tejados como gatas de cinc en celo. con el palo de billar en la mano, con la petaca en la otra, la camisa por fuera, y una sonrisa tan sin querer pero soy así, montando en bicicleta mientras se deja llevar de la mano de una dama elegante y precisa, cualquiera menos cualquiera, parece decir. pero no lo dice. por eso se le llama interpretar.
ciao paul,
te equivocaste,
hay ojos tan azules que ni la muerte los puede apagar.
por vos va la siguiente estrella que pase.


1 comentario:

Anónimo dijo...

sabes ecandar, en mi pueblo había –wno, hay, puesto que creo que todavía vive- con la misma o parecida cara, pero con los mismos ojos –de esto sí que estoy seguro, que newman; y recuerdo dos hombres y un destino, y recuerdo que me flipaba pensar que había pegado un palo mu gordo y que había escapado después de miliuna movida, y que estaba allí, en la taberna de el tío vitoriano, a las cuatro de la tarde, jugando a la cuatrola ( un juego muy arraigao en mi pueblo, parecido al tute), sabes, cuándo vuelva a ir, me meteré en mis catorce años, iré a esas horas, al mismo bar que ahora regenta el hijo y la hija de el tío vitoriano, y me pondré a mirar las mesas dónde se sigue juagando ese juego, y estoy seguro que veré a butch cassidy; sí, todavía tengo esta esperanza.