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martes, 27 de febrero de 2007


Si buscas “la vida rima” en google,
Primero aparece no sé qué leches de (ta, ta, tachán) Bécquer
-toma puntazo Escandar-
--- y después aparecemos nosotros, todos, estos que somos
.
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////////////////////////esta es una de esas cosas que me sale de las narices colgar pa que silvi quiera colgarme a mi del cuello por “patty, no seas de personas”. Y escandar se descojonará con que hasta en éstas la vida va ahí, rimando…/////////////////////////////
- ah! Te gusta la poesía? Bécquer, y eso?

la vida rima en todas partes...








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... y en todas partes estamos



BRUSELAS. FEB.2007

martes, 20 de febrero de 2007

el tiempo usa falda

una vez ya dije quien es.
henry pascual, edwallington, llamenle como quieran mientras usen susurros para ello.
dice esto, y yo no digo más porque sería estúpido
y torpe
y sobretodo innecesario.

Es como cuando un tren frena el sonido que produce una puerta que se está cerrando. O el eco de un balazo que atraviesa algo, en la habitación contigua, cuando se cierra de golpe. Digo esto porque las llaves quedarán balanceándose sobre el tablero, nuevamente.

El tiempo es un conjunto de medias palabras amontonadas en un ropero, como si fueran pantalones arrugados, camisas sin botones, tal vez, botones sueltos; o cuerpos bien doblados, eso que llamamos fotografías, en álbumes negros, quizá un gato gris y sin bigotes que nos pasa su rasposa lengua por los ojos.
Es un conjunto de perfumes que te llevan al lavabo, o a simplificarte en ellos hasta que los rasgos de mujer empiezan a tomar forma e inclusive golpearte la cara con un montón de ojos que hasta entonces creías olvidados, y sientes como las arrugas te van quebrando el rostro, te agrietan el pellejo, te borran el hocico. Cada memoria puede jugar con el tiempo y permanecer en ese día que vimos su cabello golpeado por el viento por última vez.. O “Cada memoria enamorada guarda sus magdalenas” decía Cortazar.

Traigo esto a colación por los momentos, por las razones, por los perfumes, por las rectas, que me permitirán enumerarla por siempre, cada vez que nos perdamos, en algún día.

No hay razón para olvidar esa especie de acordeón con olor a esencia de miel que significa su cuarto, a vainilla de su cabello, o el olor a ermita de sus piernas. Los ojos de Marilyn cayendo en su frente, escribiendo un diálogo. Un diálogo de franceses que no pueden con el rock. Casi una película. O esas calles caídas ante nosotros como hojas destruidas por las pisadas de la gente, ni sus miradas que llegan como un puzzle para confundirme.

Observarla como un sentimiento que revolotea como paloma asustada, el éxodo cuando las palabras son lo contrario a las manos, y que es el silencio ese algo que nos mantiene unidos de día y de noche, la puerta de la servidumbre, ese pasillo con las luces encendidas hasta la mitad, cuando las calles cierran sus filas para nosotros, cuando todo queda disminuido a una casa vacía, a las luces apagadas, a los perros aullando a los tejados, a los objetos interminables de la habitación, a los barquitos de papel que hundimos en los vasos. Que importa que nos pierda desde la boca hacia fuera, por separado, y nos encuentra, juntos, cuando cerramos los ojos. Que importa que haga de nosotros unas sombras como hace un turbante árabe sobre el rostro. Porque es el silencio ante nosotros, la manera…
El perfume de las palabras es el perfume de los números. Y los números son tristes cuando hay que restar. Y doblemente tristes cuando no sabes como usarlos.

Entre nosotros el tiempo ha sido un rompecabezas, que hemos intentado armar inteligentemente con manos torpes, que se nos ha perdido algunas piezas, entre las sábanas como esa noche de hotel en barranco, o en la línea final de una carta.
Como olvidar que ella lee mis cartas a mano como si fuera un envío lejano, desde una guerra que no tiene cuando acabar. Con esos “Cuídate y espérame que yo volveré” y con frases que aún no existen en hechos.

En su cara siempre encuentro un resto de las personas, una sobra de sus mañanas, un pedazo de sueño que queda como secreto bajo los demás ojos. Hay horas que un gesto suyo es la cara de todas las penas del mundo, sobre todo cuando el viento golpea contra las bancas de los parques. Hay un segundo que deja mapas en las aceras, como arañas en pánico. Hay días que yo quedo reducido a su palabra. El quédate o vete por la puerta trasera, de su vida. Su boca es a veces un animal que pasa la lengua entre los músculos del instante pero es a veces también un vegetal recién sacado de la nevera, una aniquiladora máquina de frío.
Una vez que empezamos a caminar es la manera de decirnos: mira lo que nos queda, lo que nos hace falta o el donde no podemos llegar. Es entonces el mundo un corredor más de nuestras vidas.
No sería exagerar, y es darle razón a la poesía al decir que es ella el verso medio, lo que va entre “…pero tu te has ido” y el “pero tu vendrás…” de que hablan los poetas, ese impulso a escribir que no se sabe cómo expresar ciertos cuerpos, porque el bolígrafo es inhumano, a la máquina de escribir le falta una frase y que lo sofisticado es vil y tonto. Cómo decir que su mirada es una especie de tráfico de armas que algunos quieren como caricia contra sus caras. Que yo la espero como una mano que salte a mi espalda para dejarme un arañazo tatuado. Como decir aquello, cómo…

Es difícil que un hombre enamorado no intente saltar hacia ella, como un suicido desde el tercer piso al pavimento de autos estacionados, porque es ella, desde la neblina de la ausencia, un grito después de oscuros extenuantes. Es la nueva sed, esa manera diaria de abrir a medias la boca esperando la otra mitad, de colgarse de la felicidad desde un beso y desprenderse de ella de una punta de sus cabello. Saber que con ella mirar el sol ya pasó de moda, y la luna está cada vez mas alto, que desde ahí ya no hay versos que se desprendan, que la oscuridad es un desvío musical, y la soledad es un disco de vinilo, un gramófono a mano.

Me ha enseñado por las barbas de los viejos, que observa enamorada, que los días tienen edad. He aprendido a rozar sus pensamientos con la punta de los dedos de mis pies, hasta que una palabra me hace pisar suelo. A llenarme los labios de momentos rotos, de sílabas de su piel. A saber que necesito, así de simple, de ella, mierda…

Es previsible imaginar que las cartas se irán arrugando junto con nuestras manos. Y la tinta se desteñirá hasta hacer muecas sobre el papel borrando algunas de nuestro rostro. Que el recuerdo fue una palabra olvidada, un objeto que cayó de nuestros manos. Que algunos son tan necesarios borrarlos de la memoria, como también lo es conservar otros. Pero eso no quiere decir que se pueda lograr. Que es la vida la taza de café que se va enfriando a la vista de los demás hombres.

El tiempo es una fatiga larga y al amor hay que tratarlo como camisa de seda, para cuando tengamos que ponérnoslo de nuevo; hay que verlo desde otras historias, desde otras palabras, de los balcones ya rotos, algunas veces. Desde Implosión, algunas otras.

Así vamos caminando, haciéndonos una pieza mas para el ropero, doblándonos, agrietándonos, recordándonos y volviéndonos a doblar. Sabiendo que para Nova, el tiempo es relativo al amor, dos siameses unidos por la misma cicatriz en el pecho: lo que no se llegó a decir es lo que vale la pena.


Oigo a veces a gente que no se incorpora,
y se oye a veces morir un perro igual que muere
un cristiano u otro de cualquier raza,
otras veces también se escuchan sonidos de
puertas
sin saber la mano que las abre,
y sin distinguir el ruido de la retirada.

veo a veces el objeto interminable ante
sus ojos,
y veo muchas veces sus ojos interminables
en mis objetos,
y cuando eso no sucede todo es fecha de reciclaje,
es el tiempo un calendario que dice
“No” con números que caen de la boca
a cualquiera de mis partes


Siento que los espacios, cuando no está ella,
podrían hacerme cualquier cosa horrible,
atarme la lengua al alma, por ejemplo,
poner mi rostro sobre la limpia y afilada mano
del olvido,
o meterme en una taza de agua hirviendo.

Siento que lo sagrado no funciona cuando
su cuerpo da el cambio,
y leo sus miradas como un poema feliz,
y los finales de cuerpos tendidos no tienen por
qué significar algo,
entonces aterrizo sobre su mano, caminamos
y sentimos que la vida es una película larga
en un minuto inmenso.

El corazón es un camaleón cuando las calles
atraviesan
nuestros ojos,
la razón es un planeta destruido, desminuido
a la ceniza por algún fuego, un cometa,
el miedo
pasó a ser el último dinosaurio, que está
enjaulado, no sé por cuanto tiempo.

Y esa gente que aún no se incorpora,
que se rasca como un milagro,
que tiene en la cara el moretón del último
roce,
dice “detente”

y entonces empiezo a ver el sonido,
a entender por qué la gente muere hasta
convertirse en perros
que ladran siempre
sobre la misma
ventana, y retroceden al ver la sombra,
es la huída,
es no haber podido ni con la mitad de sus guerras,

gente que sigue tendida acariciando el aire,
respondiéndose mal sobre la majestuosa flor
de la vejez,
es el recuerdo,
ya no hay nadie.

Y temo perderme en algún golpe
de su memoria. Que ella deje de deslizarse por la mía.
Siento que esto está como estaba previsto,
y a veces pienso que ya todo está consumado…



y eso, que no sé que decir cuando algo de alguien se aleja, la distancia, el tiempo, supongo...


un salud-o, a cualquiera que se pase por aqui...

viernes, 16 de febrero de 2007

lunes, 12 de febrero de 2007

premeditaciones y alevosías

abro de premeditación y alevosía.

ciertas personas se lo curran para abrirnos las bocas.

hablo de obras y no de artistas.
de destellos más largos que recuerdos de orgías.

hablo del cuaderno de silvi antes de que los blogs existieran.
de los perversos de gsus puestos en fila y preparados de a uno para la guerra.

hablo de hamburguesas que cuando las abres son 20 piezas de museo en miniatura.

del número dos de pro-vocación.

de la resaca que dejan ciertas ciertas personas.
de mucho más que un poema y cuatro puntos suspensivos al final de cada frase.

hablo de las mayúsculas que lleva el arte en su historia: del guernica, de las meninas, de las pinturas negras de goya.

hablo de aquella exposición a medias entre igor y daviz.
de las fotos de ángela en el ambigú.

hablo de premeditaciones y alevosías.

de que ciertas cosas están por encima de la rutina, y quedan huellas después de haberlas vivido.

hablo del cambio de vida que supone ver millones de heridas en un fotograma.

de colours.
hablo de momentos históricos que me eligieron como testigo.

de, insisto, premeditaciones y alevosías
de amigos
o antienemigos,
de canallas
mujerzuelas
y trabajos de dedicación exclusiva con una meta en el punto de mira.

hablo de que nos cambian la vida
porque eso es
lo que se habían propuesto.

hablo de ellos,
porque después de conocerlos es dificil hablar de otra cosa.

domingo, 11 de febrero de 2007

artechos de más 4

- gsus y amornica, en el sofá de Patty, ella cantando inconscientemente una canción de los cramberries mientras mira fotos pasadas de otras borracheras, y mientras gsus analiza "la hamburguesa del arte" todo intrigado.

- "pedrigrí de madrí" en el brazo de patty con una aspiradora de fondo.

- gsus jugando a las películas, intentando vendernos que una momia es igual que un dinosaurio.

- Jana en el baño.

nadie dijo que fuera fácil

aquí queda esto.
Pérez Reverte dixit.


Todo el mérito es tuyo; tienes mi palabra de honor. Quizá el botín de tan larga campaña –y lo que te queda todavía– no sea lo dorado y brillante que uno espera cuando la inicia, a los doce o trece años, con los ojos fascinados de quien se dispone a la aventura. Pero es un botín, es tuyo, es lo que hay, y es, te lo aseguro, mucho más de lo que la mayor parte de quienes te rodean obtendrán en su miserable y satisfecha vida. Tú has abordado naves más allá de Orión, recuerda. Tienes la mirada de los cien metros, esa que siempre te hará diferente hasta el final. Fuiste, vas, irás, esos cien metros más lejos que los otros; y durante la carrera, hasta que suene el disparo que le ponga fin, habrás sido tú y habrás sido libre, en vez de quedarte de rodillas, cómoda y estúpida, aguardando. Ahora sabes que todo merece la pena. La larga travesía por ese mundo de méritos numéricos y ausencia de reconocimiento, donde te viste obligada a arrastrar contigo al niño de papá, al tonto del haba, al inútil carne de matadero, con tal de llevar a buen término el trabajo para el que te bastabas en solitario. Has crecido y sabes que las oportunidades no estaban en los otros, sino en ti. Que no había nada malo en aquella chica tímida que se llevaba libros a las horas libres de tutoría; que buscaba la mirada de los profesores inteligentes, no para hacerles la pelota, sino por sentirse cómplice y no estar sola. La jovencita que sobrecargaba la mochila con El guardián entre el centeno o El señor de los anillos, que en la excursión del cole a Madrid prefería ver el Planetario, el Prado o el Reina Sofía a dejarse la garganta en el parque de atracciones. Que se enfrentaba a la hostilidad de compañeros cretinos porque era la única que había leído las Sonatas de Valle-Inclán o sabía quién era Wilkie Collins. Ahora que miras hacia atrás con madurez, comprendes que cada vez que alguien ninguneó tu forma de ser, te insultó, te miró por encima del hombro, no hizo sino precipitar tu aprendizaje y tu lucidez. Tu certeza de ser mejor, más despierta y diferente. Mírate ahora. Qué lejos estás de tanto borrego y tanto buey. Entras en la edad adulta sin que nadie pueda imponerte una sonrisa falsa cuando el mundo y su estupidez, su envidia, su mezquindad, te hagan fruncir el ceño. Ahora tienes la certeza de que no te equivocaste, y de que la niña callada en el banco del fondo puede ser vengada por la mujer que hoy la recuerda. Sabes ya que puedes ser feliz a tu manera y no a la de otros, con tus libros, con tus películas, con tu familia, con esos amigos que no sabes cuánto tiempo van a durar y por eso aprecias tanto, con la mirada serena que ahora posas a tu alrededor, en la calle, en el trabajo, en la vida. En la muerte. Ahora sabes que la virtud, en el más hondo sentido de la palabra, está en ese aguante de tantos años, cuando cerca estuvieron de convertirte en otra. Comprendes al fin que los malos profesores son un accidente sin demasiada importancia, pues eres tú quien aprende; y la vida, incluso con sus insultos, con sus malvados, con sus tragedias, con sus reglas implacables, la que te enseña. Nadie dijo que fuera fácil. El otro día fuiste a ver Salvador y saliste del cine asombrada, llorando. No por la película, ni por la suerte del protagonista, sino por la certeza de que los ideales de aquel muchacho ya no tienen sentido, porque ninguno los sustituye ahora, porque la gente de tu edad se divide en dos grandes grupos: una minoría de analfabetos desorientados, pasto de demagogia barata en manos de políticos sin escrúpulos, y una masa inerte cuya única aspiración es salir en Gran Hermano o ponerse hasta arriba el sábado por la noche; jóvenes con garganta y sin nada que gritar, que se irían por la pata abajo puestos en la piel de Salvador Puig Antich, o a los que, viendo El crimen de Cuenca, la sola visión del garrote vil haría cerrar los ojos con escalofríos en la nuca. Pero tus lágrimas, amiga, demuestran que tienes razón. Que no te equivocaste al amar al conde de Montecristo y al Gabriel Araceli de Galdós, al buscar el secreto genial de un soneto de Borges o Quevedo, al transitar, jugándotela, por los senderos sin carteles luminosos en los pasillos oscuros de la Historia. Al hacer de cada esfuerzo, de cada miedo, de cada desengaño, de cada ilusión y de cada libro, un martillo con el que picar los muros espesos que te rodean. Y si algún día tienes hijos, intenta que sean como tú. Como esos tipos flacos de los que hablaba Julio César, a la manera de Casio: gente de dormir inquieto, peligrosa y viva. La que quita el sueño a los apoltronados y a los imbéciles.

viernes, 2 de febrero de 2007

Pillada

el gsus peca de naïve si cree ke no examino sus pasos con lupa, detenimiento
y ansias de futuro a cámara lenta
a sus espaldas y costas
cuando no me vé verle.
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en el bar de los poetas
hay entrañas desgastadas
nauseas vegetarianas
carne abrasada
carnavales a diario
estrellados
luces mortecinas
sueños contigo
y despertares conmigo
ciegos a menudo
absurdos siempre
sentidos tres cuatro cinco…..
palabras en pelota picaá
orión por supuesto
más razones que pezones y algún pececillo
muerdos indicando la salida
melodías a media noche
unas piernas que sujetan poemas
y cómo ¿no?
cerveza fría.

San Vicente Ferrer 25. metro tribunal.

jueves, 1 de febrero de 2007

5 tristes tigres

MIGUEL DANTART
KIKO TOVAR
PACO CIFUENTES
ALEJANDRO MARTÍNEZ


cuatro cantautores. cuatro maneras de acordes y líricas. cuatros tíos que hacen espectáculo y llenan salas de sonrisas y aplausos (cada uno en su manera, pero con un cachondeo de equipo que te hancen pensar que ójala pudiera besar las canciones)
hace año y medio... se juntaron dentro y fuera del escenario y han conseguido hacerse hueco entre la noche madrileña.
(cada mes podéis verles en Galileo-Galilei y será un placer acompañar a quien se apunte)
Agradezco a Escandar por esos momentos que me han llevado a bailar "salvar esta canción de ti", que me dieron verbos tristes como "andar sin ti por Madrid", que me parten las maneras con "las cosas bonitas", que hemos venido a "cantautar", que nos reímos con "plásticos" y nos lloramos "en la palma de tu mano"... que este "mundo alborotado" no quiere "adictos" ni niñas "vestidas de domingo".
Darle las gracias también por la espera, ya que me pedí primer para comentar al grupazo este que nos puso el camino.
yo, sinceramente, si fuera Dantart me tomaba un wisky con la izquierda y con la derecha… puff..
(en fin, ante todo soy una señorita y nao sei decir palabrotas).

Ala! Que 4tíos han hecho del típico trabalenguas… un poquito de arte…

MIGUEL DANTART-- calle segovia


Carlos, Inés, Reyes, Isabel, Silvi, Escandar, Mónica, Gsus, Fran, Patty.
madrugada del 2 al 3 de enero de 2007